Domingo 17 de noviembre de 2013, p. 3
Lo ancestral y lo contemporáneo convergen en el espectáculo musicalMitos de sol y luna, del cual el grupo Ámbar ofreció ayer una función en el Centro Nacional de las Artes (CNA), como parte del antepenúltimo día de actividades de la 33 Feria Internacional del Libro infantil y Juvenil (Filij).
Concebido por la violonchelista Pilar Gadea, directora de la agrupación, en él se entremezclan narraciones míticas de origen mexica y maya sobre el origen de la vida y el universo con obras musicales de reciente creación.
Se trata de un viaje sensorial y emotivo sin límites que sitúa al público entre los mismísimos dioses de ese par de culturas precolombinas cuando planean cómo harán la naturaleza y el mundo y cuáles serán las características de los animales y los seres humanos.
De tal manera, merced la intervención de la actriz Micaela Gramajo, quien hizo las veces de narradora, fue posible enterarse de cómo el hombre, tal y como lo conocemos hoy, es resultado de las lágrimas y gotas de sangre que Quetzalcoatl virtió sobre una vasija con huesos y cenizas de muertos que él mismo había sustraído del inframundo, del reino del Mictlán, de acuerdo con la mitología azteca.
También se dio cuenta de la generosidad y valentía de un par de deidades mexicas que sacrifican su vida en una hoguera para que nuestro planeta y los seres vivos que en él habitan puedan gozar de la luz, cobijo y demás bondades del Sol, así como de la Luna, a cuya cara fue aventada un conejo para evitar que fuese demasiado brillante y con ello impedir el necesario reposo que todos merecemos. Es así que desde tiempos inmemoriales puede advertirse en la Luna, sobre todo cuando está llena, la característica figura de ese animal.
Según se dijo en el espectáculo –el cual será presentado también el 24 de noviembre y el primero de diciembre en la Sala Blas Galindo del CNA, a las 13:30 horas– tal gesto de generosidad divina fue agradecido por los antiguos pobladores de estas tierras con un par de monumentales pirámides que aún pueden apreciarse en Teotihuacán.
Para mantener cautiva la atención de quienes llenaron el foro uno de la feria durante los 60 minutos que duró la función, el grupo Ámbar no requirió de más producción, escenografía ni parafernalia que los instrumentos que utilizan los cuatro músicos que lo integran: un teclado electrónico, una flauta transversa, un violonchelo y un set de percusiones, además de la desbordante imaginación de las historias relatadas por Micaela Gramajo.
Integrada por obras de Pablo Chemor, Jacobo Lieberman y Alejandra Hernández, la parte musical generó una atmósfera dulce y animosa, con piezas que hacen referencia a los diferentes fenómenos de la naturaleza y sus elementos, como la lluvia, el viento, el fuego, las aguas de los ríos y océanos o el viento entre el follaje de los árboles.
Al terminar la función, el público, cautivado, agradeció con estridentes ovaciones el trabajo de ese grupo de artistas y continuó con su sabatino paseo entre las decenas de espectáculos y ofertas de esta 33 Filij, la cual se erigió en un páramo de alegrías, asombros y sorpresas para las centenas de familias que a ella concurrieron.
Afuera de ese complejo cultural, ubicado en Calzada de Tlalpan y Río Churubusco, quedó el incesante bombardeo publicitario del llamado El Buen Fin que por doquier y casi todos los medios promueve un consumismo desbocado.